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vicenteperu

DE NUEVO HE ESTADO EN LA CÁRCEL

De nuevo he estado en la Cárcel. Por supuesto que de visita.

En Arequipa tengo un amigo sacerdote que va todos los sábados a decirles Misa y me sugirió que le acompañase. Le dije que sí pero la verdad es que no sé muy bien para qué fui. En todo caso te cuento algo de la experiencia externa e interna.

Ya había estado en el gran penal de Lurigancho, en Lima. Este de Arequipa, situado en la afueras, pero ya dentro del cinturón de pobreza de la ciudad, es más modesto y también más humano, al menos en lo que se refiere a la estructura que va desde que accedes desde la calle como visitante, hasta que llegas donde los presos. En todo caso, no me exigían un sol los propios policías cuando tenía que entregar mi DNI para que me diesen una ficha y acceder a la parte de los internos y otro sol a la salida, para deshacer el cambio.

Si estaban muy hacinados, con gente parada incluso en los estrechos pasillos.

Con el capellán fue muy rápido y fácil entrar hasta el fondo.

Me había dicho que tenía que hablarles antes de la Misa y estuve varios días pensando que les podría decir que les fuese útil. Lo típico es una experiencia de vida como mi conversión o alguna cosa extraordinaria  realizada en mí mismo o en mi entorno, pero yo no me he convertido, siempre he sido católico “practicante” (con intención de practicar) y no me salía contar ninguna de las muchas ayudas extraordinarias que he tenido. Entonces me plantee: ¿Qué hago aquí? ¿Qué puedo decirles que sea de su interés? O mejor dicho, ¿qué le gustaría a Jesús que les dijese en su nombre? Con estas preguntas en mi mente y las respuesta que me parecían adecuadas me monté en el carro del padrecito o mejor dicho el de su parroquia y que él usa cuando lo necesita y me fui para la cárcel de Socabaya.

Cuando llegamos a la sala amplia que constituía la “capilla” ya había algunos esperando. Yo me senté a hablar con un par de ellos que estaban juntos y les hice un resumen de lo que pensaba decir y me pusieron buena cara. El sacerdote se puso a confesar y un grupo empezó a ensayar las canciones de la Misa. Dirigía el ministerio de música, con una especie de polito de uniforme y los todos cantaban. Fueron avisando que ya había empezado la misa y vinieron más presos. En total unos cuarenta (supongo que la población será por lo menos de 500) Cuando ya habían llegado unos cuantos, me paré y empecé a presentarme. Después de alguna cosa externa: mi nombre, profesión, etc., entré en materia. Dije algo así: Para algunos de ustedes me supongo que soy una especie de extraterrestre: No fumo, no me he emborrachado nunca, solo me acuerdo de una mentira importante que fue a los 6 años, no he robado,  no me he acostado con ninguna señora, … ¿Y qué piensa Jesús de todo esto? Eso mismo hacían muchos fariseos y les llamó raza de víboras y sepulcros blanqueados, así que si con solo estos datos no se sabe gran cosa de si soy bueno o no.

También podría plantearse a quién quiere más Jesús: a San Martín de Porres o a un malhechor de los malos. A los dos igual. La diferencia es algo parecido a lo que le ocurre a dos personas. El primero tiene una chica que está enamorada de él y se le acerca como puede, le sonríe, le pide favores, se interesa por sus asuntos, pero él, ni se entera. Actúa como si no existiese. El segundo también tiene una “fans” pero se da cuenta y la responde y se aproxima a ella todo lo que puede. Esos dos somos nosotros y las chicas, son el mismo personaje: Jesús que nos busca y se muere por que le miremos y le sonriamos.

Y ese Jesús ¿qué quiere de mí? Tiene reservada una misión para ti, que es lo que se llama vocación. Te ha llamado para algo. Algo que sólo puedes hacer tú y si no lo haces, se queda sin hacer. Algo que es para hacerlo ya, ahora. No para cuando salgas de la cárcel. Entonces tendrás otras cosas que está esperando que hagas. No sé lo que será, pero seguro que te es fácil encontrarlo. Si quiere que hagas algo, seguro que quiere que te enteres de lo que debes hacer, no puede ser difícil. Es posible que algo que desee de ti es que te hagas amigo de alguien, que brindes tu amistad a otro. En todo caso quiere algo de ti. Tú le eres importante.

 

- Te he puesto este discursito por si tú no te habías enterado suficientemente que también tú le eres importante, muy importante y también espera algo de ti, aunque seas un abuelito con cachaba-.

 

Enseguida empezó la Misa y justamente el evangelio era el del fariseo y el publicano que subieron al templo a orar.

Al acabar me dijo que me despidiese y les conté un chiste. Además se rieron, quizás por educación, pues los chistes de esta tierra son muy sosos para nuestro gusto y los nuestros no los suelen entender. Para ellos hay demasiado contraste entre las dos ideas del chiste, la esperada y la que ocurre realmente.

Nos fuimos rápidamente porque cerraban la puerta y yo no sé si volveré. La mayor razón para volver es la idea del Papa de salir a las periferias.

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