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vicenteperu

LA VIGILIA DE LA INMCULADA

¿Qué hablar de una Vigilia? Ya llevo muchas vividas y es difícil que algo te llame la atención.

La primera a la que asistí fue hacia el año 1963, en Madrid, en la Iglesia de Gaztambiede. Yo había llegado en octubre a estudiar matemáticas y vi en la calle un cartel que la anunciaba. La verdad es que me atrajo que fuese “solo para hombres” Con el tiempo, esa cualidad, dejó de tener un valor atractivo y socialmente se convirtió en un antivalor y ahora es para todos. Debería conservar la mística combativa, espíritu de esfuerzo en la superación. Seguramente la característica diferenciador a es la alocución del seglar, o mejor dicho del bautizado (algunos piensan que lo de ser seglar es tener una especie de consagración sacerdotal en grado inferior)

Hice lo de muchas veces: círculos, difusión por los carteles, las octavillas, la radio, la TV… Se me hace difícil renovar y aumentar mi amor a la Madre de Jesús. Esta vez se pueden resaltar un par de detalles: Me hicieron una entrevista en una TV: Nuestra Señora del encuentro (con Jesús) y mientras estaba en el aire resulta que me vio un chico conocido y me llamó al celular (que tenía en vibración). Como consecuencia se animó a trabajar en la Milicia.

Admitían preguntas del público y alguien lo hizo sobre la vocación, algo así como si tenemos una vocación, pero ¿qué pasa si en algún momento nos desviamos y hacemos algo que la “estropea”? Yo he pensado sobre el tema y como me tocaba contestarle a mí y le dije que Dios actuaba con nosotros como si fuese el GPS de los carros. Tú le dices a donde quieres ir, y el te va indicando la ruta: dentro de 20 metros, gire a la derecha. Ahora tome la segunda salida de la rotonda…Si en algún momento haces otra cosa, no te hecha la bronca, como haría el gruñón de tu padre cuando te acompaña. Se calla, recalcula el camino y te vuelve a indicar lo que tienes que hacer para llegar. Dios es así. Somos nosotros los que después de hacer algo malo, nos parece que ya no nos quiere y nos alejamos de Él.

Falta la pregunta ¿y, hacia donde nos guía?

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