Hoy, 8 de septiembre, es el cumpleaños de la Virgen.
Creo que una bonita forma de celebrarlo es contarles mi encuentro con una mujer que la ama mucho, con una una cruzada.
Lima tiene 7 millones de personas y hay unas 10 cruzadas aquí con lo que encontrarse con una es algo así como sentarte en un pajar y pincharte con la aguja.
Yo llevo aquí ocho meses y ya tenía ganas de saludar a alguna. Las había visto el día del corso por la vida, una especie de manifestación alegre en defensa de la vida y en especial de los niños ya concebidos, pero fue de lejos y prácticamente no conversé con ninguna. Ayer fui a la Universidad Católica, que es una de las más importantes de aquí. En Perú, como en España hay muchas universidades, lo único que el Estado apoya a unas con mucha plata y a otras con ninguna. A la Católica no la apoya, pero es de las importantes. Yo tengo un título de licenciado en Matemáticas por la Complutense de Madrid y quiero convalidarle por uno de Perú para ello me dirigí a esta que es buena, tiene facultad de Matemáticas y queda cerca de casa. Como es natural, cuando llegué allí, me dijeron que me faltaba un papel. Cuando me volvía a donde había dejado el carro pasé por los locales que tienen destinados a la pastoral. Entré a la capilla y tenían expuesto el Santísimo y había algunas personas orando. Me quedé un poco y luego me puse a ver los carteles de sus actividades. Sabía que la encargada de ello era una cruzada y vi aparecer a una señorita que pasó a la oficina de otra. Me metí yo también y las dije: Yo me llamo Vicente Guillén y soy Cruzado de Santa María y me supongo que alguna de ustedes también es cruzada. Una de ellas me dijo: si, yo soy y me pasó a su despacho.
Estuvimos charlando un rato muy agradable. También había conocido al padre Morales (en estos momentos es un honor que no todos tienen) y estuvimos hablando un poco de todo. Al final nos despedimos con una poesia a la Virgen. La única que se nos ocurrió en ese momento es la del nacimiento de Góngora:
Caido se le ha un clavel
hoy a la aurora del seno
que orgulloso que está el heno
porque ha caido sobre él...
Da mucha alegría encontrase con una aguja querida. La próxima vez que la vea la haré chantaje y si me invita a un caramelo la contaré la primera vez que vi a Lidia. Fué en una convivencia de cruzados. La había enviado el Padre para que nos contase una experiencia que había tenido y yo creo que de paso nos la mandó para que la conociésemos y supiésemos algo de su institución. Realmente Lidia tuvo una presentación espectacular.
3 comentarios
MANUEL -
Un abrazo fuerte.
Angel -
El me supongo es tipico tipico tuyo, no cambies, cuando lo leia te imaginaba diciednolo con tu voz. Un saludo,
Angel -
El me supongo es tipico tipico tuyo, no cambies, cuando lo leia te imaginaba diciednolo con tu voz. Un saludo,