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vicenteperu

ME ATREVÍ A SALIR

ME ATREVÍ A SALIR

 

El lunes pasado tuve una experiencia sencillita:

Estaba en Misa y apareció en el altar un sacerdote muy mayor. Cuando llega la homilía se lo monta estupendo, se coge el micrófono en la mano derecha y mientras debido al párkinson le agitaba como los niños agitan las banderas al paso del Papa, entabló una “conversación” con los fieles introductoria a su prédica y a lo largo de ella también nos iba preguntando. Una homilía interactiva, como las de los niños, hecha desde abajo, en los primeros bancos  y de la que me estaba enterando de todo y con cosas interesantes.

Pero a los diez minutos seguía enhebrando ideas y tenia pinta de que podía seguir mucho tiempo más. Para un día de diario me perecía excesivo. Lo pensé dos veces y luego otras dos. Le pregunté a la Virgen si debía hacerlo y me pareció que me decía que sí. Este método de preguntarla es interesante pero muy  poco seguro pues puedes pensar que te dice lo que tú quieres que te diga. Yo se lo pregunté otra vez y me pareció que me volvía a decir que convenía que lo hiciera, lo dudé de nuevo y por fín me levanté y me fui hacia él. Como estaba mirando hacia otra parte nos se dio cuenta de que me acercaba hasta que estaba encima y me preguntó ¿Qué desea? Y yo le dije algo así como “que me tengo que ir a trabajar” ¿Qué haría un sacerdote normal? Se enfada, dice voy a acabar la idea y sigue un para de minutos… Este dijo: perdón y ni siquiera acabó la frase. Se subió al presbiterio y siguió la misa sin más.

Cuando acabé me quedé un rato en el banco por si alguien tenía algo que decirme, para bien o para mal y nada. Esto es típico del temperamento peruano, así como el haber seguido aguantando aunque se hubiese estado media hora hablando.

Ya en casa, lo comento y resulta que es amigo de José Antonio Benito, se llama P. Isidro, es del Corazón de María, español, nacido en Salamanca

El día siguiente martes, también salió a decir la misa de 7 de la mañana y al legar la homilía dijo: Ayer estuve de retiro y he tomado la decisión de hacer las homilías mas cortas y duró minuto y medio con cosas interesantes.

Al final de la Misa entré en la sacristía y empecé diciendo: Viva Salamanca. Me mira, sonríe, le digo que soy amigo de José Antonio y al poco tiempo le digo que “soy el que ayer le dije que me tenía que ir a trabajar”. Me dio las gracias por avisarle de que se pasaba de largo, charlamos un poco más y quedamos para desayunar juntos el día siguiente.

En la imagen donde suelo oir Misa de 7 que equivale a las 8 de España

PD.Este domingo 7 hay una sentada frente a la embajada de España por eso del aborto a la que pienso asistir. Esta embajada es de lo más progre que se pueda uno imaginar. Tiene un centro cultural que ponen de todo. Dudo que en ningún otro punto de Lima pongan películas y teatro más gorrino que aquí (salvo salas xxx)

 

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