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vicenteperu

SI QUIERES APRENDER A ORAR, MÉTETE EN LA MAR

SI QUIERES APRENDER A ORAR, MÉTETE EN LA MAR

 

Así reza un refrán, ya trasnochado. Los recios marinos de antaño, a bordo de un barquito zarandeado por las olas y barrido por el viento y la tormenta, se sentían impotentes. Sólo les quedaba una alternativa: rezar a Dios. Así aprendían a orar.

En la actualidad pasa algo parecido cuando te lanzas a organizar cosas potentes y a tu lado se te caen los apoyos esperados. Te encuentras absolutamente incapaz de realizar lo comenzado y no tienes más remedio que pedir y confiar en Dios y sólo en Dios. Es un método importante para crecer en la fe.

Algo así me ha pasado hace unos días: Yo apoyo en un colegio de los grandes con 9 cursos de 1º de secundaria, que equivale a los chicos de 6º de primaria de España. Al profesor de religión le pareció bien realizar una coproducción con la Milicia de una caminata de un domingo por la mañana, hasta medio día. Empecé a pasar por sus salones y entre los dos les invitábamos a la caminata. Íbamos a ir al pueblecito de Yumina que tiene un manantial preciosos llamado Ojo (ojo = manantial) de Lourdes, por la gruta que tiene al lado, con su Virgen incluida. Es de los grandes y mana un caudal muy grande, con un pequeño lago al principio, algo parecido al nacimiento del rio Arlanza.

Como estaba subvencionado, resultaba muy barato y aquí casi no hacen excursiones así que se empezó a apuntar la gente. Cuando ya iban por los 60 dejamos de invitar por los salones, dejando cuatro para otra ocasión. En todo caso, con los rezagados que se fueron inscribiendo llegamos a los 73. Si uno piensa en que lo adecuado es que para cada 10 nuevos haya un monitor, te salen 7 más el jefe más servidor que ya no tengo edad. No teníamos tantos, pero empezamos a llamar a las puertas de los posibles y unos decían que si y otros que no. La tarde de antes teníamos unos 6, varios de ellos dudosos. A la hora de la vedad, vinieron 2 con lo que el jefe y yo nos incorporamos al puesto de monitor.  De los dos, uno era un buen veterano y otro totalmente nuevo aunque que tenía la experiencia de ser catequista. Por suerte hubo bastantes muchachos que a la hora de la vedad no vinieron con lo que los 73 se quedaron en 54.

Superado el susto, la actividad acabó bien. ¿Y que se entiende por bien? ¿Se quedaron muchos a engrosar las filas de la Milicia? No. Ni ocurrió eso ni es el baremo para medir la bondad de la actividad. Los chicos se lo pasaron en grande, vieron cosas que no suelen ver los de las ciudades de asfalto: un burro de verdad, un campo de cultivo, un manantial, una lagartija y un alacrán, … compañerismo, algo de valores humanos, jugar…  y Dios a través de un pequeño acto de oración y de su obra en la naturaleza.

En la foto: dos burros.

 

 

1 comentario

MANUEL GUILLEN -

De todos modos, estos "fallos" ya no te sorprenderán.
Un abrazo fuerte.