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vicenteperu

EL ASALTO A LA CARAVANA

EL ASALTO A LA CARAVANA

Seguro que todos ustedes han visto alguna película del Far-West donde se asalta a una caravana. Pues en varios puntos del mundo se siguen realizando estos atracos a mano armada, y en Perú también, en especial por las proximidades de estas tierras. En estos días ha habido unos cuantos, con muertes incluidas.

Con este telón de fondo les relataré mi viaje a Camaná para estudiar la situación para unas actividades religiosas. Fui con Joaquín y subimos a un carro de línea que salía a las 7 de la mañana y sólo tardaba 3 horas en recorrer los 120Km. que separan esta ciudad de Arequipa. El Viaje es casi todo el tiempo por la Panamericana. Circulan muchos camiones, algunos autocares y poquísimos turismos.  Algunas veces se pasa por zonas de cerros y otras por  pampas o páramos, totalmente desérticos, atravesados por valles regables absolutamente verdes. La distancia entre el desierto y el verde son los 20cm de la acequia que riega. De ella hacia abajo, el verde, y como el agua no va en contra de la gravedad, hacia arriba, el desierto.

Aquí los carros de línea tienen un mampara de separación entre los pasajeros y el chofer que es opaca y no ves nada de lo que pasa por adelante Hacia la mitad de camino, en pleno desierto, viajando ya por la Panamericana Sur, se para el bus. Todos miramos hacia adelante y por la mampara dichosa no vemos nada. Sólo sabemos que está parado y que no hay nada alrededor. ¿Estarán los pistoleros? Por la ventanilla veo pasar un camión en dirección contraria y luego otro con lo que me tranquilizo. Al poco tiempo se abre la puerta que da a la cabina y aparece el cobrador diciendo que se ha roto la bomba del agua, así que no podemos seguir y todos nos bajamos a la carretera, con los bultos, el sombreo puesto y el jersey. Empiezan a funcionar las radios y nos percatamos de la situación: Somos unos 40 y a una hora de distancia ha salido otro autobús de la misma empresa con 20 plazas libres y nadie puede ir de pié en los autocares, así que el que lo desee se puede esperar y luego habrá sorteo de agraciados a montar.

Por suerte hay algunos camiones que ya se imaginan lo que pasa y van recogiendo a algunos pasajeros. A la media hora paró uno que dijo que podía llevar a dos, así que nos montamos Joaquín y yo y nos llevó hasta Camaná por un puerto tipo del de San Glorio, pero en seco.

Quedan más cosas curiosas, pero esas para otro día.

NOTA: Los que asaltan no son tontos y saben que autocares llevan gente con dinero en efectivo

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