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vicenteperu

YO TENGO UN HERMANO

YO TENGO UN HERMANO

           Seguramente que tú también tienes uno. Mucha gente tiene uno, o dos, o tres, o más.

A su vez mi hermano tiene una mujer y cuatro hijos que se quieren y me aprecian y a los que aprecio. También tiene un hermano, que soy yo.

Hoy, 2 de febrero, es el cumpleaños de mi hermano.

También tengo (tuve) un padre y una madre. Son los que se ven en la foto de arriba, cuando cruzábamos el puente de Alcántara de Toledo, donde vivimos muchos años. Yo soy el de la izquierda, el pequeño. Mi hermano se parecía más a mi padre y yo a mi madre. Ahora somos igual de fuertes y de estatura.

El tener una familia es algo estupendo, un sitio donde te quieren tanto si eres listo y bueno o feo y malo, algo así como Jesús que nos quiere mucho a todos y a los malos también. Hubo una temporada, cuando ya se había muerto mi padre, en la que me dio por pensar que si hiciese alguna fechoría grande y me buscase la policía, seguro que si iba a casa de mi madre, me acogía y me escondía todo lo posible, aun en contra de la justicia humana y aun a costa de su vida.

Como ves el tener un hermano y una familia es algo muy importante.

Por supuesto que no todas las familias son iguales: las hay de 10, de 9, de 8… La calificación de la mía no llegaba al 10. Pero puedo soñar con la familia perfecta. Mi hogar era de los de antes (yo ya soy algo viejo). Mi padre trabajaba y mi madre era ama de casa. La persona que más me marcó, la que más dio cohesión a este conjunto, la que más… fue mi madre. Llevaba las cosas adelante con mucha mano izquierda. Cuando mi hermano o yo teníamos algún problema o habíamos hecho algo malo, se lo decíamos a ella, pero no se lo decía enseguida a nuestro padre, sino que esperaba hasta que llegase el momento oportuno, muchas veces en la intimidad de la cama ¡Qué concepto tan bonito de la intimidad matrimonial de todas las noches, con o sin relaciones sexuales!

Dedicamos muchas horas a estudiar para poder situarnos en la vida (y para más cosas), y pocas para prepararnos al matrimonio. Y menos para conseguir un matrimonio de 10: amados, estable y fecundo.

Por cierto, Dios está en los de 10, en los de 9, en los de… En cuanto hay un poquito de amor, aunque sea desviado, ahí debajo está Dios sustentándolo.

Sólo decir dos cosas, una estadística y otra de opinión. Cuando algún amigo/a me dice que para preparase mejor al matrimonio, para ver si aquello puede funcionar… va a vivir con su pareja, me da mucha pena porque están tirando piedras grandes contra el tejado de su estabilidad. Según las estadísticas de varios países occidentales, las parejas que primero viven juntas y luego se casan son la mitad de estables que las que primero se casan y después conviven (eso sin tener en cuenta otras consideraciones importantes).

El miedo de “si podrán vivir toda la vida juntos o tendrán que divorciarse”, provoca en algunos el “no quemar las naves”, dejar preparada la retirada, con separación de bienes, algunos con un piso cada uno, “vivir juntos mientras dure el amor” y por tanto sin casarse y de otras muchas formas. Yo no estoy casado, pero sí que me comprometí para toda la vida e intento poner en práctica lo que me corresponde de lo dicho ahora. En particular, cuando me vine a Perú no quise dejar nada en Burgos para “por si me sentaba mal esto y me tenía que volver”, (salvo dos jerséis para eso del frio, porque pienso ir ahí de vacaciones).

Yo tengo un hermano y tuve una familia completa. Es una suerte.

 

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