CAMPAMENTO DE INVIERNO EN QUEQUEÑA
Este fin de semana hemos tenido un campamento de invierno en Quequeña. No es el único pueblo bonito de Arequipa, pero es la cuarta vez que voy a él. Aquí llegué un sábado de enero por la noche y el domingo ya fuimos a este precioso lugar, pero cuando nos dirigíamos a sus cataratas, nos salión un campesino, descalzo, con un machete enorme y con una radio en la cintura a sugerirnos que no siguiésemos adelante. Según él, el valle se estrecha y como todavía era época de lluvias se podían producir guaicos (avalanchas de agua tierra y piedras) y nos contó de un par de ellas de las que se había librado por los pelos. Nosotros hicimos caso a sus sugerencias y nos volvimos. Las otras dos veces fuimos a ver estrellas. Ahora de campamento de invierno y esta vez, si que llegamos hasta las cataratas.
Empecemos por el principio. Se trata de una actividad de dos noches y un día y medio. Por la tarde del viernes fueron llegando los jóvenes de lo equivalente a 4º de secundaria y 1º de Bach. Mi puesto fue el habitual en los últimos años de mi vida. Algo intermedio entre superjefe y chico de los recados, para tapar todos los huecos que se producen. Los de la Milicia de Burgos y en especial los de las colonias, se saben muy bien lo que quiere decir esto. Como estamos en invierno (día soleado con temperaturas que llegan a los 22º y noches largas, de 13 horas con frio) no era aconsejable pernoctar en carpas, así que pasamos la noche en el hogar. Estuvieron dieciséis jóvenes más cuatro monitores. Los dividimos en cuatro escuadras y empezó la actividad. Las formaciones eran bien apiñadas, en el recibidor de la casa. Cena, velada, buenas moches y a dormir. Cada grupo en una habitación, con un monitor y no rechistaron (para mí, asombroso). Temía pasar frio pues tenía un mal saco, pero el calor humano suplió con abundancia.
Por la mañana, oración, desayuno y al autocar. Salimos a las 6:30 y por llevarnos y traernos a una distancia de unos 30Km. nos cobró sólo 100 soles, es decir 25€. También es cierto que los sueldos están mucho más bajos. A los chicos, sólo les cobramos 4 soles por todo y da apuro cobrarles más, pues algunos son hijos de esos vendedores ambulantes que se pasan el día con una cajita, sujeta a los hombros con dos tirantes y vendiendo chucherías.
Al llegar allí, la subida a un pequeño cerro que es como un cono, con una carretera que le da dos vueltas y en la cumbre un calvario típico peruano. Rezamos un sentido rosario y nos pusimos en marcha por un paraje precioso, una huerta con árboles al borde del camino. En realidad se trataba de la vereda al lado de la acequia por la que baja el agua del regadío. Subiendo por ella llegamos hasta el arroyo, ascendimos por él y lo cruzamos entre piedras y matorrales. Ahora daba el sol, pero seguían las huertas y la belleza paradisíaca. Por fin llegamos a un encajonamiento del arroyo, pero una angostura de las buenas. Allí se acababa la hierba y empezaba la roca viva. Cruzar el agua saltando por las piedras, una pequeña escalada con el abismo a tus pies y llegamos. El sitio era realmente precioso. El descubrimiento aterrador es que estaba menos ágil que antaño y lo malo es que no tiene arreglo, porque no pienso dedicar el tiempo a hacer gimnasia y recobrar reflejos para que estas cosas, que hago una vez cada dos meses, me salgan mejor. Me recordó mucho la marcha a la cascada de Yoguri en la provincia de Álava.
A la vuelta, reunión, juegos en la pradera, comida y fútbol en la plaza del pueblo.
El viaje de vuelta lo hicimos sin dejar de cantar. Ya en el hogar, cada uno se fue a duchar (dos duchas con agua caliente para todos) y yo me fui a misa. Al regreso habían puesto la película de Marcelino, pan y vino. Fue una actividad interesante. Lo siguiente os lo sabéis.
El domingo, después de la oración y la Misa tuvimos la reunión final de evaluación. El resultado “altamente positivo”. Vinieron 7 chicos de 1º de Bach de un Instituto totalmente nuevos y quedaron contentos. Para convocarlos a la reunión del sábado, alguien sugirió que no hay nada como un partido de fútbol previo y si Dios quiere así será, pues hemos encontrado una cancha pequeñita, pero al lado de casa. Ahora estamos preparando una Misión-convivencia con el legendario barrio de San José de Tiabaya. “Se la brindamos a Fonso Tapia, que estuvo allí un año y a los del GAM de Madrid, que van habitualmente. Alguno también por un año.
La semana pasada he tenido puesta en la estantería una macro tarjeta de APTA, con las firmas de todos ellos. En esta tendré una poesía que me hicieron y un folio de despedida delos de 1º A de la ESO.
La poesía dice:
Es hora de partir
Decir adiós sin vacilar
Las manos estrechar
Señal de amor,
Señal de paz
En esta despedida
De nuestro amigo Guillén,
Le deseamos todos
Mucha paz,
Mucho bien
Es hora de partir…
Que allí, en Arequipa
Dios bendiga su hacer
Para bien de las almas
Que lo esperan
Con gran fe
Es hora de partir…
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