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vicenteperu

Una de militantes

 

Entre los militantes característicos de Lima, hay uno que brilla con luz propia: Le llamaremos Rocalo. Está en segundo de secundaria, es hijo único y le trajo su madre de una oreja. Está encantado con todo esto. Como no tiene más hermanos y su papá no vive con ellos, están solos él y su madre, que le cuida y atiende bien, pero claro está, ella tiene una larga jornada de trabajo y no le deja que salga a lo tonto por la calle. Pasa muchas horas en su pequeño piso. La otra tarde me dijo todo contento: “si no estuviese en el hogar estaría en mi casa, yo solo con la televisión encendida o aburrido durmiendo”. Moraleja la actividad más tonta que hagamos, la compara con la que habría estado haciendo si no estuviese aquí y dice ¡yupiiii!

Además es un hiperactivo no maleado. He conocido alguno de estos chicos muy activos y como molestan (ya se verá más adelante) enseguida les echan broncas. Sus propios compañeros se meten con él, él con ellos, que si me has llamado… que si tú has empezado antes, un empujón, te lo devuelvo pero más fuerte… y al final se pegan. Eso pasa la primera vez, pero a la semana siguiente también le pasa con otro, y al la siguiente con el profe y al cabo del año, ya no esperan a que se desarrolle el proceso: te digo, me dices, te insulto me insultas, te empujo, me empujas, te pego me pegas… de frente empiezan por la último, ¿para qué esperar? Y se lían a mamporros cada dos por tres. Este sigue siendo confiado en los demás, admite las reproches, hace favores y hasta tiene una ingenuidad angelical.

Pero es hiperactivo. Les cuento la última. En Lima las distancias son muy grandes y los chicos vienen de sitios muy dispersos por lo que hay que potenciar la amistad entre ellos, por ese motivo, hemos hecho un par de veces lo de quedar la tarde del primer viernes de mes, estudiar un rato, hacer alguna actividad de convivencia y quedarse a dormir en el Hogar, donde los mayores tienen vela del santísimo y ellos se duermen. Esta vez pintamos un poco del local (garage) y limpiamos la furgoneta. No le dejé pintar y empezó a limpiarla con la manguera. Al poco tiempo ya había mojado a uno “sin querer”. En un descanso pintó un poco, pero se salió del sitio. Vuelve a la manguera, no calcula bien y llena de agua el suelo del garaje. Hace otra cosa más que no me acuerdo. Le pregunto ¿cuantas cosas has hecho mal esta noche? Me mira a los ojos, sonríe con cara de triunfo y me dice: ninguna. Efectivamente, no había hecho nada con mala intención.

Esperemos no estropearle, ni que él estropee a los demás y que con el tiempo de muchos frutos.

Esta vez no hay foto, sólo la noicia de que esta semana cumple años un histórico de Burgos: Patxy Juan Francisco Fernadez Ortega, creo que ese es su nombre completo.

 

 

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